22.12.09

Inspiraciones I: McBess

Traigo aquí a un tipo que no hace más que darme envidia (de la malísima) que va en aumento a medida que se supera a sí mismo y su nombre es Mathieu Bessudo más conocido como McBESS. Ilustrador francés, nacido en Cannes un caluroso 5 de Julio de 1984. Su obra es una mezcla de influencias que van desde los dibujos animados antiguos de Flischer Studios hasta el queso mezclado con referencias musicales como amplis, discos o guitarras. Surrealismo pop le llaman...

ilustración para SALLE POLYVALENTE

the perfect saturday afternoon

Y por si no fuera poco, el tio tiene una banda amigos!! -The Dead Pirates-

http://mcbess.com/images/BLOG/wood.jpg

Os dejo aquí un par de videoclips que no me canso de ver:
WOOD


CH/CH


Inspiración 100%

La gente del barrio: DIZZY´




Como con su propio logotipo, si te quedas mirando fijamente a DIZZY´ lo más probable es que dejes de verla o te caigas de culo. Así es Dizzy´, una irresistible mancha de color que se desliza a tu alrededor siguiendo un ritmo que sólo ella es capaz de escuchar. Puro bamboleo y energía cinética desbocada. Ella encierra todo un mundo en technicolor y cinemascope, es la Jefa de Pista de su propio circo ambulante en constante desfile triunfal, el antídoto perfecto contra el aburrimiento, el subidón ideal para esos días de bajón, los fuegos artificiales de las noches grises de Sheena. La primera Ley de la Termodinámica hecha cartoon. Si no existiese, habría que inventarla, y eso hemos hecho. Con ella concluimos la tanda de los Cuatro Jinetes de nuestro Apocalipsis particular. Conocerla es amarla.


17.12.09

La gente del barrio: HOODOO




No es fácil describir a Hoodoo en dos palabras. Nuestro exclusivo afro-nipón (¿conoceis algún otro?) ha soportado una difícil vida de lujo y comodidades desde que vino al mundo en Osaka bajo el signo del Panda Ebrio. Pudo ser mandamás de la multicolor y letal organización yakuza Flor de Loto, pero prefirió amputarse un dedo por una discutible cuestión de honor relacionada con su difunto abuelo. Su abuelo, su alma gemela, su gurú espiritual que acostumbra a enviarle mensajes cifrados desde el más allá o el más acá, esto no está claro. Si pruebas a Hoodoo, te sabrá a Nigori y a Chop Suey sazonado con bambú en primavera, con un pequeño toque de ácido lisérgico y ginebra de importación, mezclado con nuevos pasos de baile, agitado con un sable láser y servido con una patada de kárate en la frente. Su encefalograma es un imposible test de Rorschach en el que unos ven pureza y equilibrio y otros a un anacrónico Jedi setentero con la mente disociada en busca de la inmortalidad. Imposible resistirse a este moderno caballero andante que reparte justicia y LSD al ritmo de música disco y versos del Tao.Que la Fuerza le acompañe.




11.12.09

La gente del barrio: SHEENA



Sheena es pequeñita y poca cosa, la chica solitaria al final de la barra que siempre pasa desapercibida... a no ser que el garito esté ardiendo y ella esté jugando con un cerilla usada. Ella es la silueta que se recorta en la luna llena y la sombra al otro lado de la ventana del tercer piso. El sueño erótico de un Nosferatu adolescente. La poesía en blanco y negro estampada en una lápida. Las lágrimas que ya se cansaron de brotar. El silencio de la niña del orfanato durante el recreo. La marca del diablo en el cuello. Las ganas de comerse la vida a dentelladas. La muerte siempre persigue a Sheena, pero hace mucho que aprendió cómo esquivarla. Sheena creció ante nuestros pasmados ojos hasta enamorarnos hasta las trancas, como a Lucifer Sam. Mirad cómo la observa. No me extraña. Mucho más que una punk-rocker, amigos...


3.12.09

La gente del barrio: BYOB

Si Byob fuese una bebida, sería un botellín medio vacío tirado entre el serrín del suelo de unos billares. Probablemente él mismo se recogería para beberse. Las cuatro y cuarto de la mañana si fuese un momento del día. Justo la página en blanco en medio del diario apelotonado de un amnésico. La mancha de vómito de la alfombra. El trapecista del callejón. Un Sancho Panza con anorexia. Un chanchullo al amanecer. Una canción de System of a Down. Algo así es Byob, amigos, uno de los cuatro puntales sobre los que se sustenta TERRITORIAL PISSINGS, y probablemente la bomba que hace que las cosas estallen a poco que le toquen la espoleta. No nos costó mucho llegar a él, pero es que ahora no nos lo podemos quitar de encima...


2.12.09

Palabra de Walrus

Najfifoajgonodapiemdqueimbento´lodyevlafos...

Makfigo alfono gatiens que inventó loswexlados...

Maldigo al homo sapiens que inventó los teclados...


Tener dos manos es un grave error. Muy grave. Estoy seguro de que vuestro Demiurgo no lo tuvo en cuenta, o no os lo advirtió. Siempre es la misma historia: el Todopoderoso de turno tiene una idea genial, esa mañana se encuentra creativo, todo le parece asombroso, piensa en su omnipotencia que cualquier cosilla que barrunte en su omnipresente cabezota será perfecta, que para eso es el Creador. Con un simple chasquido de sus pluscuamperfectos dedos crea la vida. Y te encasqueta un apéndice, uñas en los pies, pelos en las axilas. Y dos manos. Y ¡cinco dedos en cada una! A todo el mundo le parece bien. Toda criatura alaba esa gran idea. Jajaja, que tipo tan majo, ¡adorémoslo! ¡Y un carajo! He visto pólipos voladores mejor diseñados que el homo sapiens. Y con un olor corporal mucho más agradable.


Segundo error: dejar a sus criaturas a su libre albedrío en su pequeño planeta, sin explicar un carajo del asunto de las dimensiones paralelas, la antimateria, el multiverso y las paradojas espacio-tiempo. Ale, todos a pastar y a cardar cebollinos para llenar la barriga, y que no se preocupen de otra cosa. Pero la arquitectura cósmica tiene aerofagia. Y ahí estamos nosotros, vigilando, para que ninguna especie se pase de lista, toda la existencia yendo hacia delante y hacia atrás, tapando agujeros, escribiendo informes, solucionando problemas, desintegrando sistemas y devolviendo el polvo cósmico a su estado original.


Pero uno es curioso por naturaleza, y de vez en cuando he abandonado mi puesto para interactuar con alguno de vosotros. Fue en el verano de 1967 si no recuerdo mal... cuando contacté con unos muchachos simpáticos que se dedicaban a hacer lo que vosotros llamais música, parecían escucharme con atención y no tuvieron deseos de trocearme ni venderme a la NASA. Yo me identifiqué y les estuve explicando el origen de todo, respondiendo a todas sus preguntas existenciales. Me miraban fijamente, parecían entenderme. Les hablé sobre los insondables misterios del cosmos, sobre todas las cosas que había visto a través de los eones. Sus pupilas estaban dilatadas, parecían entenderme. Me aseguraron que transmitirían mi mensaje al mundo entero. Creo que no captaron bien la idea...



Sí, yo soy Walrus, y por Walrus me conocereis. Ni quiero ni puedo revelar mi ubicación actual, ya que ahora soy lo que vosotros llamais un traidor. He roto por completo con la función para la que fui programado, mi vida pende de un hilo, he traicionado a mis superiores y he orinado sobre sus calvas relucientes y escupido sobre sus iPods. Este planeta es feo, frío y caótico, vosotros sois unos horribles monos sin pelo que haceis cosas extrañas con los dedos, pero esto me gusta, y alguien tiene que deciros la verdad de una vez por todas.

Sólo espero que por esta vez haya elegido mejor, que Pablo y Karba sean capaces de ser mi voz y mis ojos, de contar esta historia como se merece. Si no lo hacen, sus hijos serán albinos, del cielo lloverá sangre y el agua de todos los mares se convertirá en salsa verde. Palabra de Walrus.

1.12.09

Camarero, hay una morsa en mi sopa

Eh... saludos amigos.

Tecleo esto con una presión mental considerable, consciente de que quizás mi vida y mi lustrosa cabellera sin caspa corren cierto riesgo. No es que la garra deforme de un híbrido pre-humano arañe el cristal de mi ventana en esta noche de luna llena presagiando inenarrables horrores cósmicos, no es eso, la hierba se me acabó ayer. Es como una angustia en la boca del estómago más propia de tres platos de fabada para cenar. Es el vértigo que provoca saber que, quizás, vamos a contribuir a algún suicidio colectivo, pero... ¿quién dijo miedo?

Mi difunta tía Carmela ya me lo advirtió en su lecho de muerte, allá en el pueblo: "Hijo, hay cosas que es mejor que no se sepan". Aunque ella se refería a algunas prácticas comprometidas de su marido que incluían a su mula, unas gafas de aviador y una zanahoria, sus palabras atruenan hoy en mi cerebro como un badajo golpeando la cabeza de George W. Bush. THE WALRUS ARCHIVES va a suponer un antes y un después, aún no sé de qué, pero lo cierto es que habrá un después. Como cada foto en nuestro álbum de recuerdos que acumula polvo en el desván, esto también tiene una historia detrás...


Todo comienza hace algo más de un año. Un tipo que sibilinamente se oculta tras el apelativo de Zink, al que a partir de ahora llamaremos Pablo, me arrojó a la cabeza un grito, una llamada de atención, un alarido, un tiesto con geranios de colores. Algo se estaba gestando en su cerebro, algo que tenía que compartir con el mundo entero. Aunque él afirma que esa cosa informe que empezaba a crecer en sus neuronas nace de la compulsiva e ininterrumpida escucha de Nirvana, System of a Down, The Beatles, Radiohead y Weezer en su estudio durante tres años, yo no me lo creo, tíos. Yo sé que fue abducido por una entidad extraterrestre mientras garabateaba monigotes afro-asiáticos en su libreta, ciego de absenta y videoclips de Gorillaz. Esta experiencia extracorporea, que por suerte no incluyó ningún tacto rectal alienígena, le hizo recapacitar: las imágenes se acumulaban en sus rastas como el rocío sobre una hoja de marihuana, pero debía encontrar el sentido, el propósito, el orden en todo ese caos...

Y aquí entro yo. Como sé que THE WALRUS ARCHIVES puede ocasionar alguna polémica online y alguna cita en los juzgados, prefiero preservar mi anonimato y presentarme ante vosotros simplemente como Karba. Desde hace un año he asumido la tarea de organizar y plasmar en papel higiénico (de doble capa y estampado) y servilletas todo lo que Pablo me enviaba en forma de bocetos, grabatos y test de Rorchach, consciente de mi trabajo como monje amanuense. Yo introduje por vía auditiva otras referencias musicales a este universo larvario, tratando de corregir la peligrosa deriva pop que parece que el proyecto podría tener: Rob Zombie, Ramones, Melvins, Iron Maiden, AC/DC también iban a formar parte de este viaje con el objetivo de neutralizar teenagers emo-flequilleros. Sin embargo, nada podía anunciar lo que iba a ocurrir: una noche, al igual que Pablo (aunque él sigue negando cualquier implicación oficial), sufrí una experiencia sobrenatural. Mientras jugaba al Monkey Island (lo sé, ya tengo una edad, no hace falta que me lo recordeis), tuve un encuentro en la tercera fase: una voz retumbó en mi cerebro al grito de "¡Mi nombre es Walrus, imbéciles!" y me hizo caer de culo. Descartando un politono del móvil, esa voz inisistió en "estar alerta" y "revisar el correo todo los días". Tras prepararme un Ruso Blanco, me abalancé sobre el email, pero no había correo alguno entre los anuncios de viagra y los videos de niños japoneses golpeándose mutuamente con una tubería. "¡En el buzón de tu casa, idiota!" aclaró amablemente la voz.
Desde entonces hemos recibido, tanto Pablo como yo, unos trescientos veintiseis paquetes sin remitente atados con un cordel y un desagradable olor a pescado podrido. En esos misteriosos envíos se nos facilita todo tipo de documentación acerca de una serie de sucesos que forman el grueso de lo que tenemos entre manos, de lo que queremos contar y compartir con el planeta. Podríamos haber escrito un libro con todo eso o una tesis doctoral. Se lo podríamos haber vendido a un periódico y cobrar los derechos por nuestro Watergate particular. Sánchez Dragó hubiera matado por una entrevista junto con Fernando Arrabal y Jodorowski. En el Diario de Patricia no nos pagaban lo suficiente. Así que decidimos, con todo ello, hacer lo único que sabemos hacer: un cómic.

Hay momentos en la vida en los que, simplemente, uno no puede mirar para otro lado. Walrus es nuestro "garganta profunda" particular, amigos, nuestra fuente de información. No tenemos ni idea de quién es ni donde está, pero recordad a mi tía Carmela: es mejor así. Pablo y yo seguimos dando forma a TERRITORIAL PISSINGS (quedaos con ese nombre), pero no es suficiente. Walrus no deja de enviarnos paquetes (los últimos apestan a frijoles calcinados) y a ampliar su historia con más y más datos, así que hemos llegado a un acuerdo con él: THE WALRUS ARCHIVES será su punto de conexión con el mundo, porque temblad colegas, Walrus, esté donde esté, ahora tiene conexión a Internet. Sé que es como regalarle a un mono un revólver cargado, pero esto es lo que hay. De todos modos, hoy ni mi cabellera es lustrosa ni carente de caspa, ni Pablo luce ya sus legendarias rastas.

Permanezcan atentos a sus pantallas.

TERRITORIAL PISSINGS está llegando...

Por las pelusas umbilicales del mismísimo Hombre de las nieves, nunca hubiese imaginado una mejor introducción.

Así es visitantes, tal y como ha dicho el tipo de la maceta de geranios en la cabeza, tenemos entre manos todo tipo de material (incluyendo muestras de sustancias aún desconocidas y de aspecto inquietante) como para que el espectáculo de comienzo, después de tantos meses de buzones atestados de extraños y pesados paquetes (con las consiguientes quejas del "eficaz" servicio de correos) Lo que no he podido evitar preguntarme es por qué Nosotros. Quiero creer que Walrus no nos ha escogido al azar y algo me dice que esto no acabará bien si fallamos en la misión (suicida) que nos ha sido encomendada.

Sea como sea, esta bizarrada de proporciones épicas va a dar comienzo en cuanto oigas el primer acorde...


Sean pues bienvenidos.